Lecturas laterales – Septiembre

Lecturas laterales – Septiembre

Desde nuestra sección de «Lecturas laterales» del Periódico Lolita, destacamos parte de las recomendaciones que vamos publicando cada quincena.

Un paseo por la vida de Simone de Beauvoir (Lumen). Escrita por Carmen G. de la Cueva e ilustrada por Malota, esta nueva biografía publicada por Lumen se suma a las de Frida Kahlo y David Bowie, y viene a consolidar la colección gráfica de grandes creadores. Como toda buena biografía, el texto nos va revelando aspectos vitales de la experiencia de la filósofa francesa, desde su infancia y adolescencia, pasando por sus años universitarios, su vida junto a Jean-Paul Sartre y lo determinante que fueron sus libros en la reflexión feminista de la época. Es una gran aproximación a una de las intelectuales fundamentales del siglo pasado.

Kyung Hyewon: Elevador (Océano travesía). Es el día en que Yuna, la niña protagonista de Elevador, debe devolver los libros sobre dinosaurios que sacó de la biblioteca. Para llegar ahí, primero debe bajar por el ascensor de su edificio. En el transcurso del piso 20 al 1 ocurre algo sencillo y maravilloso que seguramente hará reír a más de algún lector: los dinosaurios, que habitaban solamente los libros que Yuna había leído, comienzan a subirse al ascensor en cada uno de los pisos por los que ella pasa. Con maravillosas ilustraciones, de color y composición impecables, la autora e ilustradora Kyung Hyewon construye esta historia entrelazando los planos de la realidad y la imaginación a partir de las lecturas que hizo Yuna, quien se siente sumamente feliz al verse acompañada por todas estas especies prehistóricas como si fuera lo más normal del mundo. Una historia divertida que, además, cierra con un gran giro.

Gabriela Mistral: Bendita mi lengua sea. Una de las tantas escenas conmovedoras que componen este diario de Mistral, y que nos hace pensar en ese sentimiento trágico que fue trazando la naturaleza de su espíritu, refiere cuando la poeta se entera de que la gente del Valle de Elqui festejó su merecido Premio Nobel: “Me sacó lágrimas el saber que aquel día adornaron sus puertas con la mejor cosa que podemos echar al aire y que es nuestra bandera”. La poeta, entonces, en medio de la celebración en Estocolmo, recordó a los “pobres y postergados… que tienen hambruna y son capaces de negarla poniéndole a ella cara de fiesta”. Mistral recuerda y escribe porque quiere volver su memoria una “lengua viva”, que su experiencia, intensa y cotidiana, trascienda desde la palabra. No quiere olvidar, a fin de cuentas, su lugar en el mundo. En este ejercicio, donde la escritura se transforma asimismo en espíritu, la reedición de Bendita mi lengua sea es, quizás, una nueva forma de celebrar frente a los tiempos que habitamos: leyendo y compartiendo una memoria formidable.

Josefina Licitra: 38 estrellas. Preparando un perfil sobre Pepe Mujica, en 2011, la cronista argentina Josefina Licitra tropezó de rebote con una historia fascinante a sus ojos: entrevistando a la compañera del entonces Presidente de Uruguay, Lucía Topolansky, se enteró casi al pasar de la llamada Operación Estrella, fuga carcelaria de 38 presas políticas –casi todas muy jóvenes– desde el penal de Cabildo, en Montevideo, el 30 de julio de 1971. Topolansky la mencionó porque había sido un evento político que la había marcado a ella para siempre. Y entonces Josefina Licitra advirtió que esa historia no contada podía convertirse en un gran libro, entre otras cosas porque la Operación Estrella fue rápidamente silenciada y luego olvidada por la fuga dos meses más tarde de 110 presos varones desde la cárcel de Punta Carretas, en el mismo lugar donde se levantó en Montevideo el más elegante shopping de la ciudad. Escribe Josefina Licitra en las primeras páginas de esta magnífica crónica: “De todos los pormenores que hacen a la huida, hay uno que me conmovió en especial. Habla de las herramientas que usaron las tupamaras para calcular dónde hacer el boquete dentro del penal. Para tomar las medidas, las presas se valieron de hilos y metros de costura: los insumos que les daban en la cárcel para cumplir con el rol que se consideraba apropiado para una mujer de esos tiempos”. 38 estrellas se lee como el mejor de los policiales y narra unos tiempos en que era posible fugarse de una cárcel mientras se montaba un sonoro festejo que incluía cantos, bailes y torneos de vóley: “El ruido era suficiente como para que un volcán entrara en erupción sin despertar sospechas en el penal”.

 

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