Reseña: Otra manera de vivir el oficio, Rodrigo Pinto
Alberto Gamboa, apodado Gato desde sus años de estudiante en el Liceo Lastarria, se acerca ya a los noventa años con una envidiable lucidez y claridad en sus recuerdos. Es también uno de los periodistas de más amplia y movida trayectoria en Chile, especialmente en el país republicano previo a la dictadura. Aunque estudió Derecho un par de años, pronto se dedicó a su gran oficio, el periodismo; y desde ahí se constituyó en el artífice del periodismo popular, aquel que nació con Clarín y continuó con Puro Chile y La Cuarta. Francisco Mouat, colega de profesión, mantuvo largas conversaciones con Gamboa, que recoge en este libro breve y bien armado, que deja muy claro cuánto se documentó Mouat para lograr que Gamboa hilara los recuerdos de su vida, especialmente de dos etapas: su carrera en Clarín, diario que dirigió por varios años, y su paso como preso por el Estadio Nacional y el campo de concentración de Chacabuco tras el golpe militar. Gamboa tiene la lengua filosa, es bueno para el garabato y mantiene la chispa que lo llevó a convertirse en un maestro de titulares provocativos cuyo objetivo era despertar la risa de los lectores, aunque, como reconoce él mismo, muchas veces sin el suficiente cuidado: “Cuando haces diarios populares, diarios chispeantes y alegres, en lo único que piensas en verdad es en ser gracioso. Festinas todo. Entonces, no te alcanzas ni a dar cuenta de las cagadas que te vas mandando en otro plano”. Odiado por la derecha, querido por los lectores -Clarín llegó a vender 200 mil ejemplares, cifra enorme para un país con la mitad de la población actual-, respetado por sus pares, Gamboa hizo escuela en un estilo muy chileno que no desdeñaba ni el machismo ni la homofobia, especialmente visibles en el Consultorio Sentimental del diario. En estas conversaciones rescata un modo de trabajo que hoy ya no existe en el medio; según Gamboa, “esos reporteros bohemios y con calle eran mucho más imaginativos y apasionados que los reporteros de ahora, que a las nueve de la noche están en sus casas porque al otro día llegan temprano a sus oficinas a reportear por teléfono o por Internet”. Otra manera de vivir el oficio, otro país. Gamboa sostiene que hoy Clarín no sobreviviría mucho tiempo. Él es, sin embargo, un fiel testigo de su época, tanto del ejercicio del periodismo como de la dureza de la vida como preso político y luego como sobreviviente en oficios ajenos.
Rodrigo Pinto
Revista Sábado
7 de julio de 2012