Memorias de un buey

«Memorias de un buey», publicado en 1952, fue en su momento un libro de éxito, favorecido por una generación de lectores que estimaba a la amenidad acaso como la máxima virtud literaria. En esto incidían también, probablemente, los críticos. Alone solía celebrar la liviandad, la falta de ambiciones, la capacidad de contar fluidamente una historia de tal o cual autor. Supongo que esta disposición ha cambiado, como han cambiado tantos aspectos de la vida en el medio siglo que se ha ido desde entonces. Da la impresión de que Faval quería dirigirse esencialmente a ese objetivo: construir un panorama satírico del pequeño muestrario del mundo que representa una casa patronal del campo chileno. Estos pasajes, como también los que detallan el rodeo en Linares, son los más brillantes del libro. Hay transiciones, miradas, desplazamientos, pavoneos, música, bochinche, olores. Los personajes, desde los curados hasta los patrones zaheridos por sus mujeres, son caricaturescos en la medida en que es caricaturesca la gente real. (Roberto Merino). Pierre Faval. Lolita Editores.