La sola lectura del capítulo 5, titulado «El niño y el sabio», me bastaría para recomendar este libro de breves ensayos y memorias que trenzan con fluidez, lenguaje, sensibilidad e inteligencia el mundo interior de un escritor que tiende un puente de palabras entre autores memorables y recuerdos vitales y nosotros, sus lectores atentos. Tal como el propio Landero dice con Flaubert, «todo lo que se mira con intensidad se hace interesante».
Francisco Mouat